Nos vamos a recorrer el centro de Sibiu buscando algo que llevarnos a la boca. Nos topamos con un mercado de Navidad con su noria, por supuesto. En esa misma plaza encontramos un local muy bien montado y agradable para comer algo. Me llama la atención la dueña, mientras desayunamos junta a sus 5 empleados sentados en una mesa y les da una charla, se levantan como un rayo y se colocan en sus sitios estratégicos sin mover una ceja, se nota lo serios que son aquí en el trabajo.
Toca coger coche, partimos por una autopista dirección a la capital de Rumania, Cluj Napoca. Nada que ver con el temporal que nos pillos la noche anterior por las rutas boscosas, el límite es 130 km/h, podemos pisar.
Paramos a comer en Turda, es feo de cojones. Comemos una sopita y unos pinchos rebozados en krispis de mojar en leche, ya os puedo decir que por la noche la sopita esa nos hace un efecto no deseado en el estómago, a Turda no vuelvo.
Llegamos a Cluj, hemos cogido un apartamento situado en un edificio de la antigua Rusia, estructura típica del tiempo del telón de acero. Muy cómodo y bien conservado, aquí por noche cuesta unos 40 euros entre los tres.
Nos aseamos y partimos hacia el centro, como no otro mercado de Navidad al lado de una catedral
Que frio, la chaqueta empieza a fallar. - 4° y poca gente el la calle, entramos a cenar en un italiano esta vez y al salir paramos en un pub a beber algo, aquí está lleno de pues y de jóvenes, es una ciudad universitaria. Julio esta feliz.
Arkaitz encuentra su gran pasión, fumar en sisha, nos demuestra con orgullo sus progresos en este arte.
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