jueves, 1 de mayo de 2014

Porto, un sotano de altura

Queridos lectores, se que me he saltado una semana sin realizar critica alguna, pero espero que esta pueda calmar vuestras ansias de saber.
No es jueves, pero igualmente me dispongo a salir de casa no sin compañía, de hecho me obliga a ello mi fiel vástago y sus ganas de ver mundo.
Ya tengo un destino en mente por supuesto y me dirijo a el sin vacilar.
Divisó el bar Porto, local con terraza exterior e interior profundo a modo de  mazmorra. Al sentarme, mis ojos ya fijan su objetivo en el camarero y directamente mis labios se abren tímidamente siguiendo un impulso automático pidiendo un café con leche .
Curioso café, al mirarlo su espuma parece tan solida que solo la cucharilla me lo confirma al introducirse en su interior. No fácilmente, su gruesa espumosidad ofrece una resistencia que no había visto hasta ahora. Remuevo con delicados giros, suavemente como si acariciara el cuerpo de una mujer, con cuidado pero con pasion y ganas de empezar a probarlo.
El primer sorbo me hace abrir los labios mas de lo que estoy acostumbrado, la espuma quiere entrar pero su densidad no cambia, empuja y consigue su cometido, me obliga, quiere quedarse una rato en mi boca, quiere ofrecerme su sabor, su encanto, su personalidad.... Y quiere que yo me entere , que me de cuenta de su esfuerzo por gustarme y por ello hace lo posible, se desnuda ante mi para que yo la pruebe. Cuando lo consigue , entonces deja que el posterior liquido refuerce su misión ya lograda y despierte en mi paladar una orgía de sabor que provoca un escalofrío de placer en mi.
Contento me quedo pensando en el placer obtenido y que aunque me queda mucho por aprender, voy por un camino en el que las sorpresas son casi siempre muy agradables. Puedo decir sin equivocarme que ha sido un sólido y gran café con leche.

2 comentarios:

  1. Rediez, precaución amigo testador, la senda es peligrosa, mi burra se ha puesto burra escuchando sus comentarios medio lascivos, bueno medio no, enteros y me viene a la mente mis inacabables recorridos junto a mi hermosa burra, ¡la soledad es mu mala!. Cuando describe el bar me recuerda mis temporadas de largas andanzas en las que al llegar el crepúsculo descansábamos mi burra y yo en las posadas de asilo al peregrino caminante. El café también era delicioso porque lo traía yo en mis alforjas pero la leche escaseaba en esos parajes y yo lo mezclaba con leche de burra, también espesa.

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  2. Amigo valdez, me hablas de leche de burra y me viene a la memoria las antiguas historias egipcias de la reina cleopatra. Sus famosos baños en leche de burra para tener tan tersa piel. Buena mezcla parece ser para el cafe, ya que informandome he llegado a saber que bien para el indestino va.

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